viernes, 19 de abril de 2013

El diván. Allí donde se amontona todo.

Querido Blog mio

Hace siglos que no me paso por aquí, ni que ni si quiera me acuerdo de tu existencia...aunque tu tampoco lo has hecho.

Han pasado muchas cosas desde la ultima vez y no estas enterado.

Ando liado escribiendo cosas, y últimamente me he puesto en el papel de una persona con problemas psicológicos. Tengo pensado hacer capítulos de una forma introspectiva, para que cada uno pueda identificarse por fragmentos o situaciones, ya que creo que alguna vez nos hemos podido sentir así.

Empieza así la primera parte, que no se si terminare algún día, depende de lo que me apetezca...Tampoco creo que mis "seguidores" lo echen en falta.

El diván. Allí donde se amontona todo.

Muchas de esas cosas las conoce una sola persona. Ahora quizás deje caer un par de pistas que me dio aquella persona para que me ayude a armar este puzzle a modo de terapia. Transcribo tal cual, omitiendo nombres y datos personales sobre todo para respetar su intimidad. Lo contaré en primera persona para hacerlo mas llevadero y porque sinceramente como psiquiatra no me apetece ponerme a cambiar la historia, los tiempos. Respetare su dicción en la medida que su vocalización me lo permita.

"No se por que, pero hace ya unos meses que me siento mal. Hará unos meses perdí el contacto con algo que pare mi era muy importante, dejó de formar parte de mi por X motivos. Supongo que es en parte, un motivo por el que sentirme mal"

A raíz de todo esto noté que mis relaciones con el resto de las personas iban dejándose de lado, hasta que por fin fui consciente del vacío que eso implicaba.

Pasó un tiempo y mi idílica vida sin preocupaciones empezó a convertirse en lo que yo llamo "El túnel sin fin". No se por qué pero me levantaba cada mañana machacado, por las noches me pegaban palizas prácticamente y me levantaba por inercia. Sinceramente me quedaba en la cama todas las mañanas, pero no tenia sueño.

Conseguí estabilizar es túnel gracias a diferentes apoyos. Uno de mis apoyos era simplemente mirar al cielo y desconectar la mente. Otro era por ejemplo mirar un punto en la pared y pasar el rato. Otro era simplemente hablar y hablar, aunque fuera yo solo, esto también se puede aplicar a mensajes de móvil, correos y diferentes métodos modernos. Me gustaba ponerme a escribir y aunque no recibiese respuesta, sabia que por lo menos lo que me apetecía decir en ese momento se lo decía a alguien o algo, y ese mensaje seguramente llegase a algún lado. Puede que llegase al informático que gestiona los correos o los mensajes de texto y que por casualidad los leyese, pero me parecía que no, no llegaban a nadie, al igual que si los leyese una persona de verdad. Hubo una temporada en que conocí a una persona. Voy a omitir nombre y sexo para evitar confusiones, pero utilizare la palabra "persona" para referirme a ese concepto.
Esta persona, era magnifica, sin duda una persona integra, pero a veces cojeaba de ciertos aspectos. Supongo que esos aspectos en los que esta persona cojeaba se complementaban con los míos y hacia que esa relación entre dos personas fuera bastante fructífera e interesante. Pero bueno, llega un momento en la vida, en que todo lo bueno se tiene que acabar de alguna manera. Las relaciones se van desgastando y llegó un punto en que esa persona se saturó, y decidió dejarlo todo de lado. Esto creo que añadió un poco de dolor a mi corazón. Pero, ¿que es este dolor comparado con el que tenia antes? Sinceramente, no era nada. Era sentirte vivo y salvaje. Era jugar con fuego y no quemarte. Había ciertos riesgos, porque tu salud mental dependía de alguien del que no tenias el acceso a su cabeza y no sabias muy bien que ocurría en ciertas ocasiones, pero igualmente era reconfortante.

Muchas veces desconozco de esta persona, a veces si, pero son meras anécdotas, nada comparado con la intensidad de los primeros días.

Pero como te decía, esto me venia bien, así podía soltar mi frustración y por lo menos hacer que ese túnel desapareciese por un momento, pero cuando algo, fuese lo que fuese no salia como esperaba, ese túnel volvía a aparecer, y esta vez ya no solo estaba ahí, si no que me absorbía.

¿Que demonios me estaba ocurriendo? Yo siempre he sido una persona activa, jovial, con ganas de vivir la vida y disfrutar de cada momento, pero desde que ha aparecido este túnel, nada es lo mismo. Siento a veces la necesidad de gritar y soltar toda mi rabia hacia algo. Muchas veces descargaba toda esa frustración ante personas que no se lo merecían. Que culpa tendrían ellos...si el único culpable de esta situación soy yo."


Aquí terminaba la primera sesión con esta calamidad de persona. Todo un caso clínico que debería de empezar a trabajar con él para descubrir ese túnel que le esta frustrando tanto. 45 minutos da para contar mucho, y los 15 minutos restantes de la hora los utilizamos para ver estrategias para la siguiente sesión. Pero cada vez lo veo mas turbio todo.


Atentamente.