jueves, 12 de diciembre de 2013

Cuaderno de Cafetería: Capítulo 3

Despues de tanto luchar en mi interior, me he rendido y lo he dejado escapar todo. Una voz en mi interior me ha dicho, muy sutilmente, ...la vida sigue... y es cierto, la vida sigue y yo debo seguir adelante a pesar de arrastrar tanto conmigo, lo que está claro es que quiero dejar de estar así, es insoportable esta niebla y esta carga tan pesada que llevo encima.

Escribo esto porque no encuentro consuelo en nada ni nadie, es una sensación extraña y familiar, hacia años que no me sentía tan desolado.

martes, 3 de diciembre de 2013

Cuaderno de Cafetería: Capitulo 2

Hace meses decidí tomar una decisión muy importante para mi. Como ya habré dicho varias veces, estoy diagnosticado con depresión (no lo voy a ocultar) y muchas veces este diagnostico que te hacen, viene marcado por algo muy común, pastillas.

Fui recetado con unos antidepresivos extremadamente potentes que para que nos vamos a engañar, te matan por dentro.

Tratar con este tipo de drogas (lo son), es algo muy delicado. Comienzas el tratamiento con cierto escepticismo pensando que es nada mas que una pastilla, y que no puede hacer nada. Lo cierto es que a lo largo del tiempo te das cuenta de que tu ritmo de vida y tus emociones pasan a un segundo plano y dejas de sentir muchas cosas, solo te mueves por impulsos y quizás por la costumbre de hacer algo, pero no se desarrolla en ti una emoción de hacer algo.

Te sientes como si estuvieras seco, todo muere dentro de ti y la vida sigue y así día tras día, creando una rutina en la que tomas una pastilla por la mañana, y otra la mañana siguiente, y otra, y otra...hasta que te das cuenta de que así no puedes vivir.

El psiquiatra decía que las pastillas habría que verlas como una muleta que te ayuda a complementar el tratamiento, pero muchas veces me he preguntado ¿qué es el tratamiento?. El tratamiento debe ser (según este psiquiatra) otra rutina dentro de tu rutina, que te permite escuchar durante 45 minutos a una persona echándote la bronca por ser como eres y por no ser capaz de salir del agujero. A lo mejor esa persona no sabe que en realidad estás ahí por algo, no por gusto, y que quieres de salir del agujero de algún modo sin tener que recibir reproches.

Pero bueno, mas allá de todas esas apreciaciones, puedo decir que he perdido la cuenta del día que dejé de tomar las pastillas, y que me siento mejor. Al menos ahora se que todas mis emociones están ahí, y que vuelvo a sentir algo dentro de mi y que al menos algo de esperanza hay al final de todo esto.

Lo que no se va nunca es la nostalgia de aquellos tiempos en los que no te preocupabas de nada, y la vida seguía como si fueran las vacaciones de verano. No se irá nunca el echar de menos a alguna persona ni la rabia que siento a veces por hacer las cosas mal, pero pensar en ello, es cargarse todo lo que he avanzado en estos meses.