Esta mañana parecía que remontaba el día. Había avanzado tanto que no lo creía, pero revisé fragmentos de mi biografía y caí.
Hoy mis dos grupos de alumnos me han dicho si estaba bien, y yo les he dicho esquivandolo, que si me notaban algo y me dijeron que estaba triste.
¿Tanto se me nota?
Hoy me gustaría tanto llorar y expulsar esta amargura que me corroe por dentro, pero asesino estos fantasmas con calma, con la tranquilidad de una persona que deja pasar el tren y espera al siguiente.
No merece NADA la pena estar mal. Solo quiero recuperar mi sonrisa.