Siempre es difícil ponerse de
nuevo a coger la pluma, aunque en este caso, es volver a coger el teclado como
antiguamente. Hacía tiempo que no disponía de tiempo para escribir unas líneas,
nada importante la verdad, solo eso, unas líneas. A veces no sabes ni por dónde
empezar ni hacia donde encauzar esto. Comienzas a escribir automáticamente y te
vienen pensamientos, ideas, canciones, situaciones, que nunca llegaste a vivir
del todo.
Pero, ¿Qué es eso de vivir del
todo?
Alguien alguna vez me dijo que
vivir del todo una experiencia es acabar algo y terminarlo. Llegados a este
punto del camino se me ocurren cientos de experiencias incompletas. Cientos de
planes de futuro sin acabar, historias fugaces de miradas pasajeras en el
metro, historias intensas de esas que te queman el alma cada vez que pasas por
esos lugares que tanto adorabas, momentos de coche donde nos sentábamos en la
parte de atrás y hablábamos hasta que se nos iban las horas por la ventanilla
sin llegar a ningún lugar.
Parece como que todo sigue su
curso y esas historias que empezaban, siguen su camino. Es energía, que ni se
crea ni se destruye, solo se transforma y esas historias que escribes con tus
puños, tus lapiceros, tus lágrimas se las regalas a alguien para que las
termine él y se atribuya los créditos. Es el camino que sigue el autor el que
determina la historia y a veces es mejor regalar esas historias ya empezadas
para que las continúe otro, aunque tú hayas puesto el título a la obra. Esas
miradas mágicas, donde te mordías el labio, donde analizábamos cada gesto que
hacíamos con nuestros cuerpos, nos delataban y daban pie a miles y miles de
hojas de papel. Y esas historias ya empezadas siguen su curso, para que alguien
las termine por ti, y tú te quedes con la satisfacción de ser el autor original
de semejante historia que seguramente será un éxito de ventas.
No puedes hacer nada, porque la
vida del que escribe, fluye y no se estanca, y siempre busca inspiración en
cualquier rincón, incluso de una tediosa tarde de domingo reflexionando sobre
las experiencias vividas. Y ahora, la tinta del bolígrafo es la que determina
los títulos de cada nueva historia, hasta que se acabe la tinta…
No hay comentarios:
Publicar un comentario